Los perfumes y las fragancias nos rodean. Las encontramos en perfumes y colonias, naturalmente, pero también en productos de limpieza y lavandería, productos de cuidado personal, ambientadores y velas perfumadas, y mucho más en la arena para gatos y las bolsas de basura. Lo que quizá no sepa es que estas fragancias no proceden de plantas y flores naturales. Proceden de productos químicos derivados del petróleo.

Veamos...

A nuestro alrededor se utilizan diariamente más de ochenta mil sustancias petroquímicas. Independientemente de los productos de cuidado personal, se utilizan más de cinco mil sustancias químicas olorosas. Aunque la etiqueta diga simplemente que un producto contiene "olor", ese olor puede estar compuesto por más de seiscientos productos petroquímicos sintéticos. Los fabricantes no están obligados a enumerar las sustancias químicas concretas que contienen sus fragancias, ya que han convencido a legisladores y organismos gubernamentales de que esos ingredientes son secretos comerciales.

Muchos de estos compuestos provocan y daños en el hígado, los riñones y los sistemas reproductivo e inmunitario. Muchas otras han sido clasificadas como neurotoxinas, lo que significa que dañan el y los sistemas nerviosos. Algunas de estas sustancias químicas han sido etiquetadas por la EPA como residuos tóxicos. Para más información, consulte las Veinte sustancias químicas más comunes en treinta y un productos de perfumería. La mayoría de estas sustancias químicas incluyen advertencias para evitar el contacto con la piel y la inhalación de sus vapores, y se encuentran en productos que se aplican sobre la piel y se inhalan. Pocos han sido sometidos a pruebas para comprobar su seguridad en combinación con otros.

¿Lo sabías?

Cuando inhalas sustancias químicas olorosas o permites que toquen tu piel, éstas se absorben en la sangre y se depositan en tus órganos y tejidos. Muchas se acumulan en las células grasas durante décadas, acumulándose con cada exposición repetida. A medida que el cuerpo las descompone, forman nuevos compuestos, todos ellos en mezclas cuya seguridad nunca se ha comprobado. No se supone que nuestro cuerpo absorba tantas sustancias cada día de nuestra vida. El organismo debe descomponerlas para eliminarlas y, sinceramente, puede verse desbordado por la tarea.

Una breve lista de síntomas de sobrecarga química puede incluir dolores de cabeza, náuseas, y cansancio; , ansiedad, irritabilidad o cambios de humor; dificultad para dormir, concentrarse o recordar cosas; dificultad para tragar o respirar, o regulares. ataques. Si padece alguna de estas afecciones, compruebe cuántos productos de su casa y del trabajo contienen fragancias sintéticas y otras sustancias petroquímicas. ¿Cuántas personas de tu entorno utilizan productos perfumados?